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Por: Victor Solano
Me habían llegado algunos mails con promociones y como casi siempre hago, los mando directamente a la caneca. Esta vez decidí probar el mecanismo para una cena con clientes y, cosa curiosa, funcionó.
Por eso me atrevo a escribir un post para dedicárselo a la cultura de los cupones. En Colombia no tenemos una cultura de los cupones, esa en la que el consumidor llega al momento de la transacción y orgulloso saca de su bolsillo un papelito que le permitirá pagar parte de la cuenta.
Cuando he ido a Estados Unidos y voy a pagar en la caja de algún supermercado o cualquier tienda, lo más normal es que el único en la fila que paga en efectivo soy yo, el colombiano. El resto saca de una bolsa o de cualquier parte, un racimo de cupones y se toma el tiempo para seleccionar el apropiado a la promoción o incluso, el que más le convenga.
En Colombia, las cosas son a otro precio (literal y metafóricamente hablando). Algo han logrado las páginas verdes dentro de las ‘Páginas Amarillas‘ de Publicar. Sus cupones para comprar pizza son ampliamente usados y sin tener estadísticas, simplemente puedo citar que el éxito se mide en que cada año, anunciantes como Jenos Pizza compran páginas adicionales para insertar más cupones que puedan ser redimidos por sus clientes en cada domicilio.
