martes, 25 de octubre de 2011

Selección y redes sociales: reduciendo incertidumbre

Por : Enrique Dans


Un estudio e infografía de Reppler con entrevistas estructuradas a más de trescientos profesionales de la selección de candidatos en empresasrecogido y comentado en Mashablepone el acento en un tema muchas veces comentado, pero en pocas ocasiones con el suficiente rigor: el uso que las empresas hacen de las diferentes redes sociales en los procesos de selección de personal.
Las cifras, procedentes de un mercado más evolucionado en el uso de redes sociales como es el norteamericano, dejan lugar a pocas dudas: las tensiones sobre el empleo han convertido el entorno de la selección profesional en un mercado claramente dominado por la oferta: ante un conjunto generalmente amplio de demandantes para cada puesto ofertado, el ofertante trata de llevar a cabo un proceso de selección lo más adecuado posible, lo que implica un esfuerzo constante por reducir la incertidumbre vinculada de forma inherente con todo proceso de selección. En ese entorno, cuanta más información se pueda recopilar de un candidato más allá del simple curriculum enviado por este, mejor. Y con respecto a ese entorno, diez consideraciones inspiradas en las recomendaciones que suelo hacer a mis estudiantes en IE Business School:
  1. El proceso de búsqueda de un candidato en redes sociales no tiene nada de siniestro o de reprobable. Es lo mismo que hacemos cuando buscamos síntomas de una posible enfermedad en Google: intentar reducir incertidumbre sobre algo que nos preocupa. Es perfectamente natural que las empresas lo hagan, y cada vez más debemos contar con que lo harán.
  2. Practicar el ego-search de manera habitual no tiene nada que ver con el tamaño de tu ego o de tu ombligo. Es, sencillamente, la manera de comprobar qué ve un potencial ofertante de empleo cuando te busca en la red. En fundamental monitorizarlo y, preferentemente, disponer de algún punto en la red donde puedas ser tú mismo el que expongas información sobre ti (yo tiendo a dirigir a mis alumnos hacia el blog personal, simplemente porque me parece una herramienta sencilla, que indexa habitualmente bien, y en la que sus procesos de formación suelen tener un encaje natural). En un blog, puede ser relevante cualquier cosa que hayas publicado. En Twitter o en Facebook, como mucho se irán a tu descripción y a unas pocas semanas atrás.
  3. Según lo complicado que pueda ser localizarte en una búsqueda (cómo de común es tu nombre, por ejemplo) puede convenir que seas tú el que proporcione referencias de aquellas herramientas que piensas que pueden aportar algo a quien pretenda conocerte mejor.
  4. Las redes sociales pueden mostrar muchos aspectos de ti, y mantenerte fuera de ellas “por si acaso” no es una buena aproximación. Cada vez más, la ausencia ya no es interpretada como discreción, sino en términos negativos. Estar en una red pero tenerla abandonada tampoco transmite una buena sensación. Lo razonable es intentar utilizar las redes sociales para proporcionar información sobre uno mismo que permita a un potencial empleador reducir su incertidumbre y hacerse una idea del tipo de persona que eres. Actitudes chulescas, desafiantes,trolling y similares no suelen ser la mejor carta de presentación para nadie. Si no quieres ser percibido como un gilipollas, no te comportes en las redes sociales como un gilipollas.
  5. No mitifiquemos situaciones que se han comentado hasta la saciedad con más bien poca base: una foto en una fiesta con una copa en la mano no te excluye de nada. Implica sencillamente que eres una persona que tiene vida social y se divierte. Eso sí, que en todas tus fotos aparezcas con una copa en la mano lleva más bien a preocuparse por la integridad de tu hígado. Si suben fotografías tuyas que crees que pueden acarrear connotaciones negativas, no te pongas nervioso: simplemente elimina tu etiqueta de las mismas.
  6. Exceso de información o información que pertenezca claramente al ámbito personal genera sensación de que no se domina ese entorno, y es desaconsejable. Las fotos en bañador son para el ámbito personal, no para estar visibles en abierto. Por bueno o buena que estés :-)
  7. No todo lo que muestras tiene que ser de tu cosecha. Una presencia en la red puede utilizarse para demostrar que “estás en la pomada”, que sabes de un tema, que tienes referencias, que has leído según qué cosas, o incluso que las has comentado desde una óptica personal intentando aportar algo al respecto. De nuevo, con la actitud adecuada: pocas empresas tendrán interés por contratar a quienes manifiestan una actitud habitualmente maleducada.
  8. Ojo con la discreción: los comentarios sobre puestos o empresas en las que se ha trabajado anteriormente pueden ser peligrosos si se muestran como indiscreciones o como revelaciones inadecuadas de información. Contratar a una persona que maneja bien las redes sociales puede ser razonable, pero a quien demuestra claramente ser un bocazas o muestra una actitud no profesional, no.
  9. Algunas redes se prestan especialmente al uso profesional. Otras no tanto, pero pueden contar en un proceso de selección. Es un juego de impresiones. En LinkedIn, por ejemplo, se trata de proporcionar información factual y lo más verificable posible. No se puede no estar, y además, es bueno estar en condiciones: con una red amplia, con información completa sobre puestos anteriores, responsabilidades, y a ser posible, recomendaciones de personas con las que se haya trabajado o estudiado. Facebook, aunque nuestra actividad tienda más a reflejar la vertiente personal, imagínatela como el sitio donde algunos profesionales de la selección preparan sus entrevistas. Twitter es más para una impresión de tu carácter o de tus sesgos (pero en ocasiones, según la imagen que transmitas, puede ser diferencial en un sentido o en otro).
  10. En el fondo, empatía con quien está al otro lado, entender el contexto informacional en el que nos movemos, y puro sentido común.